viernes, 5 de febrero de 2010

Sobre el texto: "¿Por qué los marxistas se oponen al terrorismo individual?" de León Trotsky


Podemos encontrar dos acciones distintas a las que la burguesía llama del mismo modo: terrorismo. Ellos hacen esta interpretación con el objeto de desprestigiar y criminalizar toda acción de la clase obrera que pueda ir en perjuicio de sus intereses económicos; de esta manera no hacen ninguna distinción entre las legítimas medidas de lucha propias del proletariado, de aquellas que podríamos considerar de terrorismo propiamente dicho.




De esta manera las huelgas y los piquetes son considerados actos terroristas tanto como el asesinato de un empresario o incendiar una fabrica. Los revolucionarios, sin embargo, nos hemos pronunciado en contra del terrorismo individual reiteradas veces, no por la violencia que se ejerce, ni por los daños causados, sino mas bien porque los clásicos métodos de lucha usados por los trabajadores son inmensamente más efectivos y están basados en el verdadero poder que tiene la clase como tal, es decir en cuanto al rol que ocupa en el sistema productivo.




El terrorismo individual desprecia el papel de las masas, nos advierte Trotsky. ¿Cual es la razón de esta interpretación? Bien pues, el hecho de considerar que la revolución o la solución a las injusticias a las que se ve sometida la mayoría de la población explotada y oprimida se pueda lograr por medio de actos individuales de terrorismo no hace más que empujar a la conclusión de que los enemigos son personas físicas, algún ministro, algún gobernante, algún patrón, un oficial de la policía, etc. y no el sistema económico reinante, el capitalismo.




Si se asesina un ministro esto solo puede causar una ligera sensación de miedo en la clase gobernante, pero no más que eso, ya que pronto ese puesto sera ocupado por otro agente del capital dispuesto a hacer el trabajo del anterior, sin haber logrado de este modo perjudicar en lo más mínimo la estructura que uno intenta destruir; se podrían generalizar este tipo de acciones y esto produciría una reacción del aparato represivo del estado justificandose en los actos de "vandalismo", los cuales no necesariamente se le atribuirán a la clase obrera ya que estos actos pueden ser cometidos por cualquier sujeto de cualquier extracción social, que este ubicado en cualquier lugar del sistema productivo, pues, como mencione anteriormente, no están relacionados de ninguna manera con el lugar que ocupa la clase obrera el cual esta por demás bien determinado por ser el principal sostén del sistema económico.




La reacción del aparato represivo desatará una lucha en donde el capital contara con un ejercito bien equipado y entrenado, que se ha dedicado exclusivamente a la lucha armada y cuyas herramientas son lo más avanzado en el campo armamentístico; esto es así por la conciencia que tiene la burguesía del rol de protector de la propiedad privada y de la continuidad de los negocios que tienen estas fuerzas y por tanto la importancia en invertir una parte muy importante de su riqueza en esta institución del estado. Por otro lado tenemos a los individuos que armados como pueden intentaran resistir la cacería capitalista, teniendo en cuenta que estos individuos deben encontrar la forma de hacerse con los medios económicos para su subsistencia y el armamento que se le niega o dificulta a la población civil, así no queda más que ver una enorme e inocultable desventaja de quienes pregonan el terrorismo individual.




No obstante ya expuestas estas suficientes razones por las cuales los revolucionarios no debemos hacer uso de este método para lograr la revolución emancipadora, ha quedado por resaltar la principal razón de todo esto, que es el desprecio por el papel de las masas.




La organización de los trabajadores en su ámbito laboral y en su situación particular de explotados directos del capital juega un rol escencial en la educación que estos obtendrán a trabes de la experiencia adquirida por los procesos de lucha de clases; por medio de la lucha por las mejoras en la situación de los trabajadores estos se enfrentan al patrón, encontrando en la fábrica el lugar perfecto para relacionarse con un gran grupo de personas en su misma situación que discutirán por medio de asambleas los métodos pertinentes para atacar, no tanto al patrón sino al sistema de explotación, así la huelga y el piquete suelen ser las acciones principales elegidas por los trabajadores ya que privan a todos los patrones de la obtención de su riqueza que es la razón por la cual se pone en funcionamiento la maquinaria capitalista y aquí no hay reemplazo de nadie que venga a solucionar el problema; solo el obrero es capaz de detener completamente por medio de la huelga general todos los servicios y la creación de todos los bienes. De esta forma en el fogueo constante de los albores de la fábrica los obreros van encontrando en la organización, en un principio en el ambito laboral con los sindicatos y gremios y más adelante en la organización partidaria las respuestas a los problemas que acontecen al grueso de la población y se prefijuran como el sector con la suficiente madurez para acaudillar al resto en el camino hacia la liberación; madurez a la que no se llegaría nunca si primasen los métodos de terrorismo individual en donde la experiencia del obrero en su lucha constante contra el opresor queda relegada a segundo plano.




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